La vejiga hiperactiva (VH) según
la International Continence Society (ICS) es un conjunto de síntomas de la fase
de llenado caracterizado por urgencia, con o sin incontinencia, usualmente
asociada con frecuencia y nicturia (micciones o pérdida de orina durante la
noche) y que afecta de manera significativa la calidad de vida del
paciente, ya que en otros aspectos aparece fatiga al interrumpirse el ciclo del
sueño.
La prevalencia en España en
personas mayores de 40 años es del 21,5%, siendo más elevada en mujeres (25,6%)
que en varones (17,4%), lo que significa que más de tres millones de mujeres y
casi dos millones de hombres sufren este problema urológico, según datos
ofrecidos por la Asociación Española de Urología (AEU)
Para evaluar los síntomas se
utiliza un diario miccional de 3 días que los pacientes tienen que completar.
Incluye el volumen de líquido ingerido, volumen de micciones, frecuencia de
micciones diurnas, frecuencia de micciones nocturas, episodios de incontinencia
y cambio de protector para incontinencia.
La primera línea de tratamiento,
es farmacológica con antimuscarínicos y ß 3- agonista y/o fisioterapéutico
mediante el reentrenamiento vesical, fisioterapia del suelo pélvico y
electroestimulación que puede ser aplicada directamente en el suelo pélvico, a
nivel del sacro y del nervio tibial posterior, ésta última es la más utilizada
por su coste-efectividad. En segunda línea de tratamiento se encuentran las
infiltraciones vesicales con toxina botulínica y cirugía como la
enterocistoplastia en el caso de que el tratamiento conservador haya fracasado.
Numerosos estudios, han
demostrado que tanto el uso de fármacos como la estimulación del nervio tibial
posterior (ENTP) son igual de eficaces en la disminución de los síntomas de la vejiga hiperactiva, sin embargo, con el tratamiento
farmacológico aparecen efectos adversos a diferencia de la ENTP.
La ENTP se basa en la medicina
tradicional china y está descrita por Stoller en 1999, es una
técnica no invasiva de neuromodulación, en el que se introduce una aguja de 34
a una distancia de 3-4 cm craneal a la parte medial del maléolo tibial y otro
electrodo superficial cerca del borde plantar de la misma pierna. Se conecta a
un electroestimulador de 9V a 20Hz y 200 µs, 12 sesiones de 30 minutos. El
mecanismo de acción no está claro, aunque parece que consiste en una
despolarización de las fibras somáticas sacras y lumbares que produce un efecto
inhibitorio sobre la contractilidad vesical.
Actualmente se utilizan
electrodo de superficie en lugar de aguja para mayor aceptación del paciente,
ya que queda demostrado que es igual de efectivo. Además se les puede explicar
la técnica para que lo realicen en su domicilio.
Concluimos que con un adecuado tratamiento conductual de reeducación de la vejiga y la electroestimulación del tibial posterior, los pacientes con esta sintomatología tienen una evidente mejora después de 12 sesiones de tratamiento. Siempre supervisado por su urólogo y un fisioterapeuta experto en uroginecología.
Para mas información no dudes en contactar con nosotros.
Laura Calzado
Fisioterapeuta y docente experta en uroginecología y obstétrica
Col.nº 7766
lauracalzado@lcfisioterapia.com
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